lunes, 11 de abril de 2011

Se hace camino al andar.

No quiero volver a eso, no quiero, no, NO. No quiero tomar decisiones otra vez. ¡No lo puedo soportar!
El problema (o bendición) de las decisiones es que siempre tenemos la posibilidad de cambiarlas, así que cada instante de nuestra vida estamos decidiendo si cambiar o no aquella decisión que ya habíamos tomado.
Y, aunque es algo obvio, ya lo sé, hoy me he dado cuenta (quizá no por primera vez) de que sólo hay una vida y el tiempo pasa muy rápido y yo no lo quiero malgastar.
¿Estoy bien donde estoy? Si, estoy genial, mejor que nunca. Pero, ¿podría estar mejor? No lo sé y nunca lo sabré si no arriesgo, pero si me lanzo pierdo lo que tengo ahora, lo pierdo sin remedio y todo para saber si aquello será mejor. No quiero romper mi pequeño saco.
¿Lo importante es acaso el ahora o el mañana? Intento centrarme en el YA, pero mi parte realista me dice que debo afrontar el mañana hoy, que debo saber que no es como sueño que sea, y que las decisiones adultas que hay que tomar cuando más lejos estamos de la adultez, deben ser tomadas a partir de la realidad y no de nuestras fantasías.
La teoría la conozco, ya lo veis, el problema es  la práctica. No sé que hacer, pero desde luego no quiero volver a estar en el mismo lugar en el que estuve hace un año. Me asusta más que nada, hasta hoy, ha sido, lo peor que he pasado. Además, es algo que, en el fondo, debes hacer solo, con la dificultad añadida de no dejarte influenciar por lo que dicen los demás, porque todo el mundo tiene una opinión sobre cómo deberías ser.
Durante este tiempo, mis valores han cambiado, y mucho. Algunos, por nuevas experiencias y otros porque si no hubieran cambiado, no podría vivir conmigo misma, es decir, contradigo cosas que nunca dije, pero siempre pensé. No sé si hago bien, si es madurar o estoy cambiando cosas que no tenía que tocar. Consciente o inconscientemente, el mundo se encarga de recordármelo y yo no sé si construir nuevos valores o volver a los de antes. Pero, (otra vez pero, si, decisión y pero van de la mano) "antes" no me gusta. Una cosa es no saber que hacer con el presente y el futuro, y otra cosa muy distinta es el pasado. El Señor Pasado, tan odiosamente imprescindible. Yo decido qué será pasado y qué nunca llegará a serlo.

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más.
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. 
Al andar se hace el camino y al volver la vista atrás, 
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. 
Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar."

Me encanta esta canción.
M.

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